Ava Janssen
New York
Mi gran día había llegado y no podía estar más emocionada, después de los tres días de capacitación, de conocer a las compañeras que habíamos quedado de convivir aun si ni nos veíamos en el trabajo. Ese día en cuanto entré a la empresa DeCostello supe inmediatamente que iba a conocer a mi nuevo jefe, hoy dejaba atrás ese doloroso pasado y hoy moría también aquella Ava que sufrió por el engaño de un poco hombre que no solo no me valoró sino con el que nunca debí perder mi tiempo.
De los errores se aprende afortunadamente y yo de los míos había aprendido a que debo empezar a pensar en mi primero. Solo yo sé hasta dónde puedo querer a una persona y hasta donde me quiero a mí, y me quiero mucho más que a cualquier otra persona y desde ahora sé que no debo entregar todo mi amor nadie que no se lo merezca.
–Buen día señorita Janssen – Me dijo un hombre vestido muy elegante en cuanto pasé la puerta – Haga el favor de acompañarme a la sala de juntas, hoy haremos la pre