Eryx DeCostello

New York

Doce años después

Me había encontrado a mi hijo Dexter, una vez más en una de sus correrías, estaba con una de las nuevas secretarias, era el colmo, no había escuchado nada de lo que le dije la vez anterior.

–Quiero que hablemos seriamente hijo, esto ya es intolerante porque no es la primera vez que lo hablamos, tienes que ser razonable, por favor Dexter, esto no puede seguir así, ya eres mayor de edad y no te puedes estar comportando como un niño caprichoso.

Mi hijo solo me queda viendo como las otras veces que lo ha hecho, como si me estuviera desafiando todo el tiempo y eso ya no podía ser, llevábamos años con lo mismo y él no recapacitaba, al contrario, parecía que no le iba a alcanzar la vida para hacer su santa voluntad.

–Pero ¿qué tiene de malo papá? Estoy sano, me gustan las mujeres y veo que yo les gusto a ellas.

–Pero por qué tiene que ser aquí Dexter, estamos en una zona de trabajo, tienes que respetar a los demás y también a las mujeres, si ellas q