Mundo de ficçãoIniciar sessão—¿Tú eres Isla?
—Sí, soy Isla Saxon, pero puedes llamarme solo Isla, no hace falta el apellido —respondió la niña con alegría.
El abuelo Kensington se echó a reír, más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. La presencia de una niña tan alegre llenaba la casa, que de otro modo sería silenciosa, de calidez y afecto.
Vanessa se sorprendió por un momento, pero mantuvo la compostura y animó: —Isla, saluda.
Mientras decía esto, miró a Luca, indicándole sutilmente a quién debía saludar Isla.
Isla parpadeó, y su expresión reflejaba la de Vanessa años atrás:







