En realidad, no fue Laura quien tomó la decisión. Fue él mismo.
Después de que ella se fue, Daniel por fin entendió lo que sentía.
—¡Bah! Es una mujer sin familia ni conexiones… no sé qué tanto le ves.
Dicho esto, su padre pasó de largo junto a él y regresó al estudio.
El semblante de Isabel volvió a ser el mismo de siempre, se veía impecable y glamorosa. Estaba tranquila.
—Ya, por favor, no te quedes ahí parado. Ella ya se fue, ¿a quién le estás haciendo este drama?
Isabel no pudo evitar poner los ojos en blanco. No sabía a quién había salido ese hijo suyo, porque no se parecía en nada a ella. Era raro cómo, en cuanto se topaba con un problema, lo único que sabía hacer era echarse para atrás.
Aunque ella quería que eligiera la empresa, la forma en la que él había dudado dejaba claro que quería tenerlo todo. Y una persona tan indecisa, por más que fuera su hijo, le parecía muy despreciable. Es más, si él hubiera tomado una decisión firme en ese momento, quizá hasta lo habría respetado