Sofía esbozó una sonrisa franca.
—No se trata de llevarles la contraria. Solo quiero que la empresa se vuelva internacional, abrir nuevos mercados.
La asistente comprendió la perspectiva de su jefa. Siempre había sabido que ella era una mujer con mucha ambición, que no se conformaría con un pequeño rincón del mundo, sino que aspiraba a mucho más.
Ella continuó, con un tono amable.
—Anda, ve a ocuparte de tus pendientes. En cuanto al terreno, voy a analizar la situación a fondo. Y no te preocupes por ellos.
La asistente entendió perfectamente.
—Entendido. Directora, cualquier cosa que necesite, solo avíseme.
—Claro que sí.
Al salir de la oficina, la asistente lo tenía todo claro. No valía la pena desgastarse con esa gente. El camino que seguía lo recorrería al lado de Sofía.
Los demás vieron a la asistente caminar con la cabeza en alto y no entendían de dónde sacaba tanto orgullo. ¿Cómo podía estar tan contenta siguiendo a una jefa de la que todos se burlaban?
Valeria también la vio de