En medio una fuerte lluvia, Jane Rydell vio a un hombre caído a un costado de la carretera, lleno de heridas. Sin dudarlo, Jane ayudó al hombre, su sentido de cuidado por alguien que estaba herido era muy alto. Hendrik Fernandez resultó ser un hombre frío y rígido, que no sabía cómo ser amable. Esto llevó a Jane, una joven de veintitrés años, a mostrar paciencia al dirigir su atención para enseñarle al hombre frío cómo amar y ser amado.
Leer másUn hombre se encontraba sentado en un sillón, dos chicas paradas frente a él, con movimientos suaves, acariciaban sus cuerpos, él tenía puesto un antifaz que ocultaba su rostro al igual que las dos chicas, sobre su regazo llamaba la atención un pequeño fuete.
Una de las chicas se acercó a él e intentó besarlo, el hombre la detuvo bruscamente, se levantó de prisa, y sin poder ocultar su molestia, se alejó del lugar inmediatamente.
—Eres una tonta, ¿Qué has hecho? Te explique bien cómo serían las cosas.
—Lo siento, no pude evitarlo, me atrae demasiado, es un hombre realmente guapo.
—Toma tus cosas y vete, ya sabes que no puedes decir a nadie lo que aquí sucede, has firmado un acuerdo de confidencialidad y más vale que lo respetes.
La mujer salió de ahí tratando de contener las lágrimas que amenazaban con traicionarla, mientras tanto no muy lejos de ahí, una joven chica se sentía desesperada.
Ava corría de prisa, su corazón acelerado amenazaba con salirse de su pecho, corría en medio de una terrible oscuridad, aunque la oscuridad para ella no era nada nuevo.
Temía por su vida, por lo que tenía que alejarse lo más rápido posible, para una persona como ella, hacerlo era muy difícil, y más cuando tenía tiempo sin salir de la mansión familiar, estaba terriblemente asustada, los arbustos con los que se encontraba rasgaban su blanca y delicada piel.
En su mente solo había un pensamiento, escapar, de pronto escuchó el fuerte sonido de un claxon, después sintió que algo la golpeaba fuertemente, enseguida la invadió la inconsciencia.
Cuando despertó, tuvo la impresión de que estaba en un lugar extraño, el aroma en el ambiente era diferente, desconocido para ella, se dio cuenta de que no estaba en la mansión de su familia, y daba gracias por que así fuera.
Suspiró profundamente para mantener la calma, pero el no saber dónde estaba la empezó a desesperar, intentó bajarse de la cama, en ese momento alguien la tomó suavemente por el brazo para detenerla, notó una deliciosa fragancia, se concentró en ese aroma, pero una ronca voz la volvió a la realidad.
—¡Espera! —Dijo con desesperación el hombre al pensar que la chica estaría aún débil y podría caer, él la sintió temblar.
—¿Dónde estoy? —preguntó completamente desconcertada.
—Has tenido un accidente.
El hombre notó que la chica mantenía fija la mirada en algún punto de la habitación, pasó su mano una y otra vez al frente de ella sin obtener respuesta, quizás era algún efecto secundario por el golpe del auto.
—Me llamo, Mateo Licciardi —se presentó con ella, pensaba que al saber su nombre tal vez se tranquilizaría — ¿Cómo te llamas?
—Ava Miller, ¿Quién me ha traído aquí? — Preguntó con desconfianza.
—¿En verdad no recuerdas lo sucedido?
—No, lo siento. —Contestó a punto del llanto.
—Venía de regreso a casa en mi auto, justo en el cruce del camino con la propiedad de los Miller, saliste corriendo hacia el auto, lo siento, frene de inmediato, pero aún así no logre evitar golpearte, quedaste inconsciente, así que te traje a casa, eso fue hace dos días, hasta ahora despertaste, ya te ha revisado el médico, pronto te recuperarás completamente.
—Gracias, qué pena, no escuché su auto. —Se sorprendió al saber que había estado inconsciente durante dos días.
— No te preocupes, afortunadamente no pasó nada más, puedes quedarte aquí el tiempo que sea necesario hasta que te recuperes ¿Deseas que llame a algún familiar? —preguntó preocupado por aquella chica.
—No, por favor, no lo hagas, mi vida corre peligro, es mejor que no me localicen. — Ava se alteró terriblemente ante la idea de tener que regresar a la mansión Miller nuevamente.
—Tranquila, por ahora descansa, ya habrá tiempo para hablar sobre lo que te ha ocurrido, aquí estarás a salvo. —Sintió el instinto de proteger a aquella chica aunque era una completa desconocida, se sentía terriblemente culpable por atropellarla.
Mateo era un gran empresario italiano, heredero del imperio Licciardi, uno de los más poderosos de Italia, reconocido en varios países por sus empresas dedicadas a fabricar cruceros y yates de lujo, amaba los deportes extremos, eso les había ocasionado grandes dolores de cabeza a su abuelo y a su madre.
Su padre Alessio y su abuela Andrea Licciardi, murieron en un accidente aéreo, cuando Mateo tenía 10 años, Guido su abuelo y Aurora su madre, supieron sacar adelante las empresas que había fundado su padre.
Las empresas ahora estaban a cargo de Mateo, cuando cumplió 20 años las dejaron en su poder, era demasiada responsabilidad para alguien tan joven, pero después de todo para eso fue educado desde pequeño, por lo que poco después las posicionó como las mejores de Europa y sus productos adquirieron fama a nivel mundial.
Ava perdió a sus padres Franco y Alice Miller cuando tenía también 10 años de edad, ese fatídico día salieron de paseo como lo hacían cada mes, el auto en el que viajaban se quedó sin frenos, por lo que perecieron instantáneamente, fue un verdadero milagro que Ava lograra sobrevivir después de ese accidente.
Ava se llevó un fuerte golpe en la cabeza al girar el auto, por lo que días después empezó a perder la vista.
Los médicos que la revisaron dijeron que el golpe en su cabeza no había sido tan fuerte como para perder la visión, puesto que llevaba puesto el cinturón de seguridad.
Pensaban que podría ser producto del shock psicológico que sufrió al enterarse de la muerte de sus padres, pero necesitaban hacerle diversos estudios para saber la verdadera causa, mientras tanto solo eran especulaciones.
Quedó bajo la tutela de su único familiar, Teodoro Miller, primo de su padre, un hombre ambicioso y apostador que no se había casado debido a que amaba la soltería para poder así disfrutar de varias mujeres, evitando todo compromiso, el hombre se mudo a vivir a la mansión Miller, se negó a llevarla al médico, sabía que si recuperaba la vista, llegaría el día en que tendría que entregarle la herencia de su padre.
Ava fue la heredera universal de la fortuna de sus padres, fortuna que recibiría al cumplir los dieciocho años, los había cumplido una semana atrás, la chica no estaba enterada de la existencia de esa herencia, su tío no tenía la intención de cumplir la última voluntad de los padres de Ava.
El día que decidió escapar, lo escuchó hablar con su abogado en el despacho, estaban planeando su boda con la chica, el hombre la deseaba, no le había permitido salir de la mansión desde la muerte de sus padres, le decía que era por su seguridad, que podría lastimarse.
Su tío reía y contaba como esa noche al regresar de una cena, entraría a su habitación para hacerla suya, si iba a ser su esposa, no tenía por qué esperar más tiempo.
El abogado se reía al escucharlo, los dos hombres eran realmente perversos, a Ava no le quedó duda de ello.
Asustada, buscó de inmediato a su nana, sabía que era la única persona que podría ayudarla, estaba desesperada.
Esa noche, la nana se acercó a los guardias para distraerlos mientras ella escapaba, preparó deliciosos platillos para que cenarán, no sospecharon en lo absoluto, pues otras veces ya lo había hecho.
La nana dejó la reja del jardín abierta para que la chica saliera, sabía que era un gran riesgo que la chica caminara sola fuera de la mansión, pero si ella la acompañaba, los guardias se darían cuenta enseguida de que las dos no estaban.
Hizo lo posible por comportarse tranquila delante de los guardias, cuando se dieron cuenta de que la chica no estaba, ya habían pasado un par de horas, salieron apresurados a buscarla sin encontrarla.
Mateo regresaba a la mansión Licciardi, cuando la chica se atravesó en el camino y no pudo evitar golpearla, justo era ese camino el que dividía las dos propiedades, se llevó el susto de su vida al verla ahí tirada, después de revisarla, se dio cuenta de que aún respiraba, en el colegio militar había aprendido primeros auxilios, así que tomó las precauciones debidas antes de levantarla.
La llevó con él a su mansión, esperando que despertara pronto y así saber quién era, estuvo cuidándola por dos días, la chica no reaccionaba, cuando por fin despertó, pudo notar que era invidente, pues sus ojos no se posaban en él cuando le hablaba, se dio cuenta de su desesperación cuando él sugirió llamar a sus familiares, trató de tranquilizarla prometiendo mantenerla a salvo.
Era una joven muy hermosa, sus facciones perfectas, angelicales, su piel era muy blanca, su pelo castaño, largo, sus ojos eran de un color azul profundo, en ellos se reflejaba una mirada perdida, vacía, era terrible que una chica tan bella estuviera inmersa en una terrible oscuridad.
Se veía tan frágil, tan indefensa, de inmediato Mateo contrató una persona para que se hiciera cargo de ella, pensaba que necesitaba cuidados cuando menos hasta su recuperación, después ya vería que hacer, todo dependía de lo que le contara, y del motivo por el cual no quería que avisara a su familia lo sucedido.
Debido a que su noche caliente satisfizo completamente las necesidades de ambos, Jane y Hendrik se despertaron bastante tarde. A las diez de la mañana, Jane finalmente se despertó. Luego, se apresuró a entrar al baño para cepillarse los dientes y limpiarse. Mientras Jane usaba el secador de pelo para secarse el cabello mojado, Hendrik se despertó de su sueño. Hendrik vio que Jane ya estaba despierta y estaba sentada frente al tocador. ¡Drrrt! Se escuchó el sonido del teléfono de Hendrik vibrando, y Hendrik lo tomó perezosamente. "¿Hola?", respondió perezosamente, contestando la llamada. "¿Ya se despertó, señor? Capturamos a un hombre, desde anoche ha estado vigilando su villa, parece que es un enviado de alguien". Al escuchar el informe de sus subordinados, los ojos de Hendrik de repente ya no se sintieron somnolientos. "Voy en camino", respondió Hendrik, luego se apresuró a bajar de
Jane volvió a levantar su cuerpo, mirando a Hendrik saboreando su área sensible, hasta que emitió un sonido de chasquido. "Cariño...", la voz ronca de Jane sonó áspera. Sus piernas abiertas temblaban, sintiendo, parecía que iba a explotar, porque el beso de Hendrik allí abajo era muy profundo y hacía cosquillas. Las dos manos de Jane de repente agarraron los hombros de Hendrik, cuando sintió que su cuerpo temblaba cada vez más porque iba a explotar. "¡Ahh...!". El cuerpo de Jane tembló cuando llegó a su punto máximo y gimió con un largo suspiro. Hendrik sonrió alegremente, había hecho que Jane llegara a su clímax, su rostro sonriente volvió a subir y besó los labios de Jane. Sin darse cuenta, Jane cambió su posición. Ahora ella estaba acostada en la cama y Jane encima de él. Jane hizo lo mismo que Hendrik le había hecho antes. Jane besó el cuello de Hendrik y lentamente bajó para besar el pecho
Hendrik se quedó petrificado en su lugar al ver a Jane después de que se pusiera la prenda fina que había proporcionado la administración de la villa.Sin darse cuenta, tragó saliva y su rostro se sonrojó lentamente al ver la apariencia sexy de Jane."Cariño... esto es como si no llevara nada, ¡es demasiado corto y muy fino!", dijo Jane al verse frente a Hendrik.Ahora Hendrik sabía para qué servía esa prenda fina que usaba Jane, para estimular su luna de miel en la isla Love Blossoms.Esa prenda fina, llamada lencería, fue especialmente proporcionada por la villa para convertir su cama en un lecho caliente en la Isla Love Blossoms."Cariño... te ves muy hermosa con esa ropa, me gusta", dijo Hendrik con un tono de voz que sonaba casi ronco."¿De verdad?", preguntó Jane con una sonrisa de incredulidad."Sí, es cierto, mi amor", Hendrik estaba de pie justo frente a Jane.Su mano lentamente tocó el hombro descubierto de Jane, luego lentamente recorrió su hombro hasta su cuello.Jane miró
La noche llegó lentamente, a medida que la luz del sol se desvanecía en las profundidades del mar.Jane y Hendrik dejaron la playa, caminando tomados de la mano.Sus cuerpos estaban pegajosos, era hora de sumergirse en un baño de agua caliente en la bañera."¡Jane!".Se escuchó la voz de un hombre llamando a Jane, haciendo que Hendrik y Jane se volvieran hacia la persona que la llamaba.Un hombre estaba de pie no muy lejos de donde ellos estaban, cerca de un banco de playa.El hombre parecía sonreír alegremente, luego caminó hacia Jane y Hendrik.Hendrik y Jane se quedaron de pie en silencio, mirando al hombre. Jane frunció el ceño, sintiéndose desconocida.La sonrisa del hombre seguía floreciendo, "Mucho tiempo sin vernos, casi no te reconocí antes, si no te hubiera observado bien, no te habría reconocido".Jane permaneció en silencio, sin responder al hombre, porque no lo conocía en absoluto, o tal vez lo había olvidado.Jane se sintió incómoda por la forma en que el hombre la llama
Tres carritos de golf o buggies los llevaron a la villa que habían reservado.Jane observó que en la isla solo había cinco o seis villas, el resto eran habitaciones de hotel.El carrito de golf se detuvo frente a una villa de lujo.Hendrik bajó del carrito de golf y le tendió la mano a Jane para ayudarla a bajar.Hendrik llevó a Jane al interior de la villa."Bienvenidos, Señor y Señora, bienvenidos a la Villa Passionate Love, les hemos preparado un aperitivo para ustedes dos, ¡como bienvenida a su luna de miel en la Isla Love Blossoms!".Cuatro sirvientes de la villa, asignados para atender a los huéspedes de la isla, se alinearon en el vestíbulo de la villa, recibiendo a Jane y Hendrik, mientras Hendrik abría la puerta de la villa.Los cuatro sirvientes se acercaron a una mesa con dos sillas, esperando que Jane y Hendrik se sentaran.Todavía de la mano de Jane, Hendrik la llevó a la mesa en medio del vestíbulo de la villa.Luego, dos sirvientes retiraron las sillas para Jane y Hendr
Hendrik, con el corazón apesadumbrado, dejó que Jane caminara hacia el comedor y la siguió desde atrás.Tal vez porque era la primera vez que iba a tener un bebé, Hendrik se sentía demasiado preocupado por la condición física de Jane."Ten cuidado", dijo Hendrik, jalando la silla para que Jane se sentara.Con suavidad, Jane colocó su trasero en la silla para que Hendrik se sintiera tranquilo.Hendrik sonrió satisfecho al ver cómo se sentaba Jane, con tanto cuidado al colocar su trasero."Cariño... no comas nada picante, ¿de acuerdo? ¡Come lo que no tenga chile!", Hendrik colocó verduras y carne en el plato de Jane.Luego, peló los camarones con cuidado y los colocó en el plato de Jane.Jane no se opuso a nada de lo que quería Hendrik, tampoco tenía ganas de comer picante.Durante la comida, Hendrik prestó atención a todo lo que Jane quería comer y se lo puso en el plato.Era la primera vez que Jane recibía un trato tan especial, se sentía muy afortunada de haberse casado con Hendrik,
Último capítulo