Unos días después, Santiago, el hombre que Sophia había conocido en la playa, entra a una de las cafeterías del pueblo.
_¿Me puede dar un café y uno de esos pasteles que veo allí por favor?_ Dice él señalando los pasteles.
_Claro que si_ Le contesta el dueño de la cafetería_ Mientras pone sobre el mostrador el café y el pastel.
Santiago se siente en una de las mesas y después de un sorbo de café le da una probada al pastel, al hacerlo, queda fascinado, tanto, que le pregunta al dueño de la cafetería.
_Disculpe ¿Usted hace estos pasteles? porque está delicioso.
_!Oh no! Unas muchachas que han llegado al pueblo los hacen, un día llegaron y me ofrecieron para vender aquí, Para mi sorpresa a todos les gustan.
_Estan deliciosos_ Le responde él.
Después de una segunda probada, se le ocurrió que ellas podían hacer los pasabocas del evento de la constructora.
_Oiga buen hombre ¿Sabe usted dónde puedo encontrar a esas pasteleras? Soy el nuevo ingeniero de la constructora Sotomayor, soy Santiag