Punto de Vista de Mia

El pitido constante del monitor cardíaco de mamá llenaba la sala de recuperación, cada sonido una pequeña victoria. El Dr. John acababa de terminar de explicar lo perfectamente que había salido la cirugía, pero apenas podía concentrarme en sus palabras. Todo lo que podía ver era el rosa saludable regresando a las mejillas de mamá, reemplazando la palidez gris que había tenido por tanto tiempo.

—Sus signos vitales están notablemente estables —dijo el Dr. John, haciendo otra nota en su tablet—. La técnica del Dr. Pierce fue innovadora, pero extremadamente efectiva.

Asentí mecánicamente, mis dedos todavía entrelazados con los de mamá. Su mano se sentía más cálida ahora, más viva.

Dijo suavemente:

—Su cuerpo necesita tiempo para recuperarse. Pero Mia —esperó hasta que encontré sus ojos—, estas son buenas noticias. Muy buenas noticias.

Después de que se fue, me incliné cerca del oído de mamá.

—¿Escuchaste eso? Te está yendo muy bien. Solo sigue luchando, ¿sí? —Aparté u