— ¿Por qué no puede aceptarlo? Es un obsequio de Henry, él salvó a mi abuelo y es en agradecimiento, ¿no le parece un poco grosero devolver la gratitud de los demás?
Mildrey no pudo evitar mirar a Eva con enojo y desdén.
¿Cómo se atreve a devolverle el regalo que se pasó por horas buscando para traerle a su amor?
¿Quién era ella para hablar por Henry?
— Lo que me parece grosero es que una señorita soltera como usted, le regale a un hombre casado un objeto tan íntimo y privado como unos gemelos – Eva también la miró desafiante y se hizo un silencio total en la sala.
— Pero mi abuelo…
— Usted dijo claramente, que los eligió y compró usted misma. ¿Su abuelo no sabe lo que significa que una mujer le regale algo así a un hombre?
— Porque todos los gemelos de Henry se los compro yo, que para eso soy su mujer.
Eva mintió descaradamente y ya se estaba molestando un poco por la altanería de la chica y la manera en que miraba a Henry justo en su cara.
— ¡Oh, mi Dios, creo que ha habido una gran