POV: Gaspar

La urgencia de Iván en el mensaje –Están atacando ahora– chocaba con el silencio pesado y cargado de éxtasis que aún flotaba en el dormitorio.

Yo me vestía con movimientos precisos, el cuerpo ya en modo guerra, pero la mente atascada en el veneno que tenía que soltar.

Irina estaba sentada en el borde de la cama, sujetando la sábana contra su pecho. Su piel estaba pálida bajo la luz fría de la luna.

—Iván encontró algo —repetí—. Es Mijaíl Kózin. Fue el jefe de seguridad de tu padre hace veinte años.

Me puse la camisa sin abrochar. La urgencia me quemaba.

—Natalia era la carnada, Irina. Ella y Serguei querían que yo me enfocara en la frontera, en la ruta de San Petersburgo. Querían que te sintieras insegura. Mientras tanto, Kózin está aquí, en Nápoles, atacando la propiedad de tu padre para encontrar el libro de contabilidad que lo incrimina a él y a Serguei.

Ella negó con la cabeza, una negación lenta y dolorosa.

—No… mi padre no tenía libros secretos. Solo su diario. Él… é