ADA
— No sé —gemí—. No sé qué hacer.
Caminando de un lado a otro, dejé caer la cabeza en mi mano. A través del teléfono, Maggie se rio.
— ¿En serio? ¿Te estás riendo de mí ahora?
— Lo siento —rio una vez más—. Es solo que es gracioso, eso es todo.
— ¿Gracioso cómo? —Al llegar al final de la cocina, giré sobre mis talones. Unos minutos más de esto y probablemente haría un agujero en el suelo.
— Has dicho antes que desearías tener más ayuda. Que desearías haber mantenido el contacto con Dylan.
— Eso era una fantasía —suspiré—. Cuando dije eso, imaginaba que él sería perfecto ahora. El perfecto… —bajé la voz— papá.
Harper estaba arriba viendo una película en la cama principal con Jimmy Chew, pero aún existía la pequeña posibilidad de que pudiera oírme.
— Cierto —dijo Maggie lentamente—. ¿Y cómo sabes que no sería un buen papá?
— Porque no es diferente a como era entonces —me apoyé contra la pared. Había un juguete chillón detrás del bote de basura. Había juguetes chillones por t