Capítulo 31: Confesiones
infieles.
Emily se quitó el bello colgante que colgaba de su cuello, aquel con forma concha, aquella que había encontrado la primera vez que salió a la superficie, y se la entregó a su hija, haciendo que esta le mirase sin comprender que era lo que pretendía.
- Creo que puedo hacer que paren las muertes – aseguraba, mientras su hija negaba con la cabeza, asustada por lo que su madre podría hacer, sabía que por eso estaba allí, que por eso había venido a despedirse– creo que sé cómo hacer para evitar que haya una guerra.
- Entonces… - comenzó la pequeña, intentando comprender mejor aquella situación, pu