Dominic había tenido una noche terrible, no había podido dormir nada, porque cada vez que cerraba sus ojos la veía a ella mirándolo con desdén, sin ningún rastro del amor que antes había en sus ojos y esa incomodidad en su pecho luego del rechazo de Aitana solo había crecido, frustrándolo y confundiéndolo.
Cuando se hicieron las cinco de la mañana entendió que hoy no podría dormir nada y estaba por levantarse para darse una ducha y luego ir a su despacho para adelantar lo que tenía que hacer y con eso conseguir distraer su mente, pero entonces escuchó la voz de su lobo.
— ¿Ya estás contento verdad? Tus malditas acciones no han hecho más que alejarla y lastimarla, ahora la estamos perdiendo, gracias a ti su amor se ha ido extinguiendo y si eso sigue así Dominic, créeme que lo lamentaremos, así que haz finalmente lo que debes y saca a Julia de aquí y demuéstrale a Aitana que la amas, si haces eso podremos recuperar su amor, pero no debes perder más tiempo o todo estará perdido. — Di