Capítulo 84
La noche cayó despacio, el cielo se transformó en azul oscuro, salpicado de estrellas. Patricia estaba en la cocina, vistiendo un vestido ligero, descalza sobre el suelo frío, con el cabello recogido de forma sencilla. Había algo mágico en verla en ese ambiente, tan dueña de sí misma, tan serena.
Augusto apareció en la puerta de la cocina con las mangas de la camisa a cuadros remangadas hasta el codo. Se quedó allí, apoyado en el marco, simplemente observando.
— Nunca imaginé que verte cocinar me causaría este tipo de paz — comentó con una sonrisa en los labios.
Ella se volvió, riendo.
— ¿Tienes hambre o estás intentando conquistarme de nuevo?
— Las dos cosas — dijo, caminando hacia ella. — ¿Qué estás haciendo?
— Algo sencillo. Arroz, carne en la olla y un puré de patatas con queso. Espero que no tengas un paladar demasiado refinado…
Él la atrajo por la cintura con delicadeza.
— El único refinamiento que me interesa está justo aquí en mis brazos.
Ella rio y se separó un po