Capítulo 78
Ese mismo día, Patricia estaba sentada en la sala de espera del consultorio médico. Una de sus manos descansaba sobre su vientre aún discreto, pero que para ella ya era el mayor símbolo de amor. Sus ojos brillaban y una leve sonrisa permanecía en sus labios. Más temprano, había conversado con el alcalde del pueblo y, a pesar de estar embarazada, consiguió un empleo como enfermera. La noticia le trajo alivio. Estaba reconstruyendo su vida, poco a poco, con esfuerzo y dignidad.
— ¿Patricia Moreira? — llamó la recepcionista con simpatía.
Ella se levantó con calma, secándose discretamente los ojos húmedos, no de tristeza, sino de felicidad. Sonrió, se arregló el cabello y siguió hacia el consultorio con pasos ligeros.
Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, el detective contratado por Rafael golpeaba el bolígrafo en la mesa con impaciencia. Estaba al borde de un ataque de nervios. Llevaba semanas investigando, cruzando información, revisando registros y nada. Patricia par