Capítulo 22

A la mañana siguiente, Patricia se despertó con la suave luz del sol entrando por las cortinas entreabiertas. Parpadeó varias veces, sintiendo el cuerpo perezoso y la mente aún confusa por los eventos de la noche anterior. El beso de Augusto aún estaba fresco en su memoria, así como el calor que recorrió su cuerpo al sentir su intensidad.

Suspirando, apartó las sábanas y se levantó. No podía perder el tiempo pensando en eso. Tenía un compromiso con él, y no pretendía llegar tarde. Se dirigió al baño, donde tomó una ducha rápida y se vistió con ropa cómoda: unos jeans y una blusa de seda azul. Recogió su cabello en un moño bajo y terminó con un perfume suave.

En la habitación de al lado, Augusto ya llevaba un rato despierto. Su sueño había sido ligero, perturbado por pensamientos conflictivos sobre Patricia y lo que había sucedido entre ellos. Intentaba convencerse de que el beso había sido solo un momento de debilidad, un reflejo de la carencia que sentía después de tanto