Dos días después, de duro trabajo para todos, de un lado para otro, entre papeles y miradas asesinas. Celos y deseos de apresurar todo trabajo y compromiso para poder ver y sentir a alguien importante cerca.
Miles de sentimientos desbordados, imposibles de sacar y ocultar al mismo tiempo.
Una verdadera tortura para Leonel Kigman, quien no había podido librarse de sus compromisos para ver a su niña; a ese ritmo no lograría obtener su perdón, su apartamento estaba lleno de flores y bombones, ya molestando a los vecinos.
Se quedó pensando un momento en todo lo que empezaba a cambiar en su vida, se daba cuenta de que no lo hacía solo porque era algo que a ella le gustaba, no, era más que eso, a él le llenaba sentir ese deseo de ver su reacción, estaba ansioso por sus sentimientos en ese momento, le asustaba volver a sentir la preocupación por alguien.
Un sentimiento que había olvidado, la muerte de su padre, cambió muchas cosas tanto en él, como en su hermana.
Su soledad no era producto