conspiración 37.
Intentó moverse pero un par de brazos se lo impidieron, Noa abrió sus ojos con pesadez, los primeros rayos de sol eran muy fuertes para sus ojos. Se volvió a acurrucar plácida ignorando todo a su alrededor, ella solo quería seguir durmiendo.

Minutos después abrió sus ojos se incorporó de manera abrupta mirando todo en el lugar, esa no era su habitación, giró lentamente su cuerpo miró por encima del hombro y ahí lo vió acostado junto a ella dió todo de su parte para no pegar un grito de sorpresa.

Él la miraba callado no sabía que decirle a la chica, aunque siendo honesto la situación aunque extraña no le incomodaba en absoluto.

—Buenos días Noa. —Habló en tono calmo.

—Buenos días señor. —Respondió la nombrada con un leve tartamudeo en su voz.

Rió ante el notorio nerviosismo de la pelinegra, que al verlo abrió sus ojos al máximo, rápidamente cubrió su cuerpo con las sábanas, su actitud distaba mucho de la mujer que estuvo anoche con él, la Noa de ahora era una mujer tímida muy dife
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