Última Noche En Florencia 36.
Entró a la casa con su hija en brazos dormida y acurrucada en su pecho.
—Lleve a la pequeña a su habitación, yo iré en un momento a ponerle la pijama será muy incómodo para ella pasar la noche con ese peinado y esa ropa.
—Gracias. —Dijo llevando a la pequeña en sus brazos.
Subió las escaleras, entró a la habitación donde Luna se estaba quedando acostó a la chiquilla, acto seguido tomó asiento a un lado para quitarle los zapatos a la pequeña castaña.
—Ya estoy aquí —dijo Noa entrando a la habitación, la morena caminó al armario de ahí saco una dormilona azul celeste con pequeñas lunas y estrellas de color amarillo—, será más fácil ponerle está pijama, trataré de desarmar su peinado así dormirá más cómoda.
Alexander se puso de pie para que Noa cambiara a Luna con más comodidad. En cuestión de minutos la morena con la mayor paciencia retiró el vestido de la niña, para acto seguido envolver a Luna en el camisón celeste que había escogido la niñera para ella.
—Con cuidado —musitó No