Drew abrió la puerta de su departamento cerca de las dos de la mañana, aún empapado por el encuentro en la playa, goteando agua desde el primer nivel del edifico; guiaba a Emily sujetándola de la mano, ambos temblaban notoriamente por la fuerte ventisca de la noche y lo húmedo de su ropa.
–¡Qué bonito departamento! –Exclamó siguiéndolo–
–Voy a traer un par de toallas y algo para que puedas ponerte –La invitó a acomodarse en uno de los sofás color gris; ella observó el lugar completo, no era tan espacioso como los departamentos de la actualidad, aunque atractivo y ordenado, lo suficientemente bueno como para ser la vivienda de un hombre solitario– No tengo mudas de chica aquí, así que creo que podemos buscar entre mi ropa alg