Esa noche pidieron comida a casa. Habían terminado demasiado cansados luego de arreglar las cosas en la nueva residencia temporal.
Drew se había sentado en la mesa mientras navegaba en su laptop y Emily veía televisión desde el sofá cercano. Aprovechó la atención de la morena en aquella rara novela que se transmitía para entablar comunicación con Marceline, enviando correos a su dirección electrónica e intercambiando algunos mensajes instantáneos por el celular.
–¿Drew? –Preguntó Emily sobresaltándolo al perturbar su concentración en lo que hacía.–
–¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?
–Tengo mucho