—¿Puedo? —el preguntó y ella se echó a reír.
—¿Qué más te gusta excepto las motocicletas?
—Me gusta tu compañía en este momento —reflexionó, y ella sacudió la cabeza, riéndose.
—Habla con suavidad —dijo ella, y él se encogió de hombros con indiferencia—. ¿Tus hermanos? ¿Padres? ¿Cómo estás con ellos? —preguntó.
—Mi familia vive en la manada, tengo una buena relación con mi familia y me mudé para estudiar. Tengo una hermana menor y la amo mucho.
—Qué lindo.
—Soy el más joven de mi familia-
—Lo sé. ¿Quién no conocía a tu familia? Te he visto dos veces en la casa de carga. Eras solo una niña en ese entonces. Y mírate ahora, convertida en una mujer tan hermosa —dijo.
—Me has visto cuando era niña. Dios mío. ¿Cómo es que nunca te vi? Y deja de halagarme —dijo.
Ángela se frotó la nuca sintiéndose caliente y febril. Bebiendo un poco de agua, desechó la sensación de malestar. Podía sentir una intensa mirada fija únicamente en ella, pero no le prestó atención. Quería dar el siguiente paso en s