Violet se detuvo abruptamente y se alejó de él.
—Tu loba es tan bonito como tú —dijo acercándose a ella.
Violet le gruñó desafiante, advirtiéndole que se mantuviera alejado de ella, pero a él no le importaba. Se detuvo justo frente a ella y tocó su pelaje.
Los ojos de Violet se abrieron cuando su loba ronroneó y cedió a su toque.
Lennox sonrió, acariciándola y acariciando su rostro en su cuello y besando, apretó su pelaje sintiendo su suavidad.
—Tenía tantas ganas de ver a tu loba, me alegra que te hayas movido —murmuró contra su pelaje, pero ella lo escuchó, gracias a sus elevados sentidos de lobo.
Violet luchó por el control para poder alejar a su loba de su toque, pero esta vez estaba encerrada en la cabeza y su loba tenía el control, en ese momento amaba el toque de Lennox que la estaba provocando a la locura.
Su loba se quedó allí moviendo la cola con alegría como un cachorro enfermo de amor mientras Lennox la abrazaba hasta el fondo de su corazón, sintiendo su pelaje, apretando