Pero, volviendo a la actualidad. Regresamos hace unos meses. Cómo siempre, cuidándonos las espaldas. Era prácticamente nada lo que sabíamos de la persona que había mandado aquellas amenazas, así que no sabíamos cómo y dónde podría atacar. Ni siquiera Chuck estaba seguro de poder ayudar mucho, sin tener ningún dato.

A pesar de todo eso, yo me sentía más recuperada y, aunque tenía un poco de miedo todavía, decidí que seguiría con mi vida, viendo hacia delante.

Tenía muchas razones por las que seguir.

Dejé el libro que estaba leyendo, sobre la encimera, cuando la puerta principal se abrió. Conocía a la perfección aquellos pasos, aquel delicioso olor de su perfume, que inundaba el salón apenas entraba, y hasta el agradable ruido de sus manos dejando las llaves sobre el estante que estaba en el pasillo principal.

Justo dirigí la mirada al reloj de pared cuando la puerta de la habitación también se abrió de par en par.

Era pasada la medianoche.

—Buenas noches, linda señorita —Se sentó en la