Capítulo 12. Mi Amable Extraño
[ARI]
Pero quizá era mi mente queriendo menguar, para mí, la realidad.
Sollozo recordando cada cumpleaños, cada ofensa, cada vez que fui la marginada, y mis propios reproches de porqué no puedo ver el lado malo de las personas.
Limpio mis lágrimas y escucho el ruido de una llave tratando de abrir la puerta, pero me aferro a ella lo más que puedo.
—Sé que estás ahí —Dice de pronto una voz melodiosa y varonil, que enseguida enerva mis sentidos. Incluso, me parece haberla escuchado antes —. Vi a una pequeña loca correr hacia este lado del hospital. ¿Todo bien?.
Me quedé en silencio.
—No voy a abrir la puerta y tampoco te pediré que salgas —Sonrió —. No soy una especie de psicópata —Hizo silencio —... Si es eso lo que te preocupa.
Dejé el pórtico olvidado y me recosté una vez más en la puerta, escuchando el roce de la tela sobre la madera; él también se estaba sentando.
—¿Eres doctor? ¿O eres alguna clase de maniático que tratará de forzar la puerta para acosarme hasta el cansancio