Siento que mis esperanzas aumentan. Quizás no soy el único que quiere más de esta aventura ficticia. Pero antes de que pueda alejarlo para decir algo, mamá se da vuelta y me echa un vistazo.
—No usarás eso para la fiesta, ¿verdad?
Miro hacia abajo. He estado haciendo recados en jeans y un suéter voluminoso.
—No, mamá—, le aseguro. —Iba a cambiar—
—Deberías correr adentro y prepararte pronto—, dice, dándome una palmadita hacia la casa. —¡Después irás directamente a la reunión y querrás hacer algo con tu cabello!
Me visto con una bonita blusa roja que Daisy me ayudó a elegir y me peino como le encanta a mi mamá, como regalo. Los invitados están llegando cuando bajo las escaleras, y pronto, el patio trasero se llena con todos los amigos, compañeros de trabajo y primos segundos de mamá y Phil, dos veces separados. Se escucha música de la banda de swing, interpretada por las preciadas hortensias de mamá, y fluye mucho vino, cortesía de Nita y Evan, quienes también están aquí con los