[CONTINUACIÓN]

—¿Eres idiota? —dijo de pronto, como quien ni se inmuta por la culpa de haberme traicionado. —¿Si Eddy te dejó por mí, entonces qué hago aquí y no con ella, tarado? —Señaló furioso, y quizá tenía un punto, al menos que… —. Y no, no la voy a alcanzar luego. Ni siquiera sé dónde está.

Rodé los ojos, ganando como recompensa un nuevo mareo.

—Apuesto a que todos ustedes sabían que esa lunática se iría.

Todos negaron con rapidez, incluso mis padres y Gloria, a excepción de Nicolás.

—Se llevó tu auto —Señaló mi padre, viendo a su amigo con mala cara.

El tío Mitchell se encogió de hombros y aceptó.

—No están listos para esto —dijo, cruzando sus brazos con bastante firmeza —. Míralos, ella es un asco para tomar decisiones o pensar siquiera en una, y él… —me incliné para vomitar —. Bueno, ahí lo tienes.

Todos asintieron.

Me repuse, caminé unos pasos y papá me detuvo.

—Hijo, yo…

Aparté su mano de mi hombro, tomé otra botella de la mesa de los invitados de honor, y caminé a modo zo