[CONTINUACIÓN]

—Lo contraté.

De acuerdo, esto era malo

Ah, y mi boca si podía estar más desencajada.

—Pero…

—Será solo por un día. Al menos que cambie de opinión. ¿Puedes convencerlo?.

Lo fulminé con la mirada.

—¡Oh, claro que lo haré!

Me dirigí a paso rápido hacia él, lo tomé de la mano e ignorando las quejas de las locas acosadoras que lo rodeaban, lo llevé hasta la bodega.

—¡¿Estás loco?!

—¡Quizá sí, porque llevó dos días tratando de hablar con mi mujer y no me contesta el maldito teléfono!

—¡¿Tu mujer?!

Dio un paso al frente y me tomó de la cintura, pegándome a su pelvis de manera posesiva.

—Sí, mi mujer, la única que he tenido y quiero tener…

¡No te descontroles, Eddy!

Se acercó y sentí que todas mis fuerzas eran absorbidas por sus fuertes brazos. En especial, mi fuerza de voluntad.

Mi cuerpo se volvió dócil, como si reaccionara al toque de su verdadero dueño, y las cosquillas en mi estómago se habían esparcido por cada fibra de mi cuerpo, llegando a lugares que no podía menciona