Cap38. Confusión, tristeza y un par de recuerdos
Pasé saliva y aparté la mirada de aquel musculoso y bien ejercitado torso, me recosté de nuevo en el asiento y me encogí lo más que pude en posición fetal para calentarme un poco. Sentía mis piernas congeladas, la espalda dolorida y la inflamación de mi vientre era del tamaño de Bath.
Para encontrar mi voz de nuevo, tuve que derramar una que otra lágrima, meter mis manos por debajo de mi short para presionar justo donde sentía las punzadas, y luego, haciendo un esfuerzo para no gritar molesta entre miles de groserías, le hice una seña con la mano esperando que él entendiera. Sin embargo, en lugar de eso, solo se dio la vuelta, bufó y regresó a la casa.
—¡Pedazo de bruto! —Exclame ofuscada.
Eso no se hacía. Él era un tonto desalmado, un idiota inhumano y…
Guardé silencio.
Dejé de ofender cuando Lucas salió con una manta en sus manos, abrió la puerta del auto y al verme débil me cubrió con ella, me tomó entre sus brazos y me sacó del vehículo, llevándome dentro.
—¿Estás bien? —Ase