[EDDY]

Mi espalda golpeó en la cama al momento de llegar a la cima de aquella fantasía y seguido de eso una mirada un poco fría y triste a la vez apareció en mi campo de vista de nuevo.

Estaba molesto y era notorio. Decir que no tenía razón en estarlo era decir una mentira, pero necesitaba confesar aquello, debía ser honesta y más si la persona que me había enseñado que las manos y los labios eran multiusos y que mucho más que eso, me había enseñado cómo amar, era él.

Lucas Maxwell.

Miró a un lado, hacia la mesa de noche, pasó saliva como quien se reprime para no decir algo de lo que se podía arrepentir, y mordió sus mejillas mostrando a la vez el precioso hoyuelo que se formaba en ellas; una vez inhaló el aire suficiente, volvió a verme.

—Ya sabía.

Ok, bueno…, no era tan malo porque…

—¿Qué? —mis ojos se desorbitaron, pero él solo atinó a reír —. ¿Qué es lo que te parece gracioso?.

—No me parece gracioso, amor.

—Pareciera que sí. O sea, te acabo de decir que…

—No lo repitas,