Capitulo 3. Inocente y hermoso encuentro

Adara corría frenéticamente en su forma humana hacia ese aroma, intentaba controlar su lado lobuno, puesto que no quería destrozar su vestido. Si lo hacía; al regresar al castillo iba a estar completamente desnuda, y aunque eso fuese prácticamente normal entre los lobos, ella no deseaba quedar expuesta ante su lobo. Bajo ningún concepto haría lo mismo que su padre hizo con su madre.

Ni se quería imaginar el grado de bochorno que tuvo que haber sido para su madre siendo una humana.

Cuando se concentró nuevamente en ese aroma que la estaba enloqueciendo, confirmo sus sospechas, ese era su lobo, ¡al fin lo había encontrado! Y justamente tuvo que venir del castillo del rey, una relación más complicada y se moría.

Al caer al suelo, de inmediato, el aroma de su lobo comenzó a aproximarse a ella. Lo que indicaba que la atracción fue mutua. Cada vez estaban más cerca y su corazón palpitaba de la emoción.

En cuanto la joven llego a un claro en medio de la nada, se detiene, su pecho subía y bajaba con fuerza. Ella miraba en todos los ángulos posibles, el aroma de ese lobo estaba por todos lados. Se había vuelto sumamente penetrante; la estaba envolviendo, seduciendo, cautivando, enloqueciendo. Y conforme pasaban los minutos, ella se alteraba más.

Era un poco nueva en eso, así que no daba con la ubicación exacta de su lobo… hasta que lo detecto, estaba detrás de ella, escondido entre la maleza, observándola. Adara volteo de inmediato y miro aquellos enormes ojos escondidos entre los altos arbustos.

¡Por dios!

Era increíblemente hermosa en su forma humana, la mujer más bella que jamás hubiera podido ver. Su luna era perfecta, delicada, pero se le notaba que era resistente. Y aquellos ojos marrones brillaban con intensidad, Bardas quedo completamente cautivado con su luna.

Había sido bendecido con esa mujer, estando a punto de cruzar aquel claro, ella apareció de la nada en su forma humana y él no se atrevió a salir hasta mirarla con detenimiento. Estaba gozando de su increíble hermosura, hasta que ella lo pillo. Al principio parecía no dar con él, le costó un poco, pero lo logro.

Era bastante joven, mucho más joven que él…

—Sal de allí, por favor —Le pide con aquella voz tan dulce, que le eriza los pellos de la nuca.

Bardas obedeció a la castaña y salió de entre los arbustos, mostrando su poderío. Era como dos metros más alto que ella en su forma lobuna, tanto así, que la joven inclino la cabeza hacia arriba para poder verlo a los ojos.

—Pero si eres…

Adara se quedó sorprendida al ver aquel enorme lobo albino ante ella, era tan majestuoso, tan hermoso. Todo un espécimen, la joven pestañeo, y se atrevió a tocar el pelaje de su lobo. Quien le permitió el contacto.

El contacto la hizo sonreír, era tan suave, tan peludo…

—¡Eres tan esplendoroso! —Susurra.

A bardas le fascinaba la voz de su luna, era cálida, sutil e inocente. Toda ella era perfecta, su corazón estaba a punto de estallar. El lobo inclino un poco el morro hacia el rostro de la joven, y ella aprovecho para tocar sus orejas.

—¿De verdad tu eres mi lobo? —Pregunta con aquella inocencia que derretía el corazón del joven príncipe —. No puedo creer que un ser tan fascinante como tu sea mi lobo.

Bardas lame la mejilla de su luna y le gusta su sabor, su piel era dulce y adictiva. Él la ve sonreír por la caricia, y al lobo le provoca verla en su forma lobuna, y es cuando se pregunta.

—“¿Por qué no ha aparecido en su forma de lobo, Bardas?” —Su lobo interno se pregunta curioso.

—“Es extraño que estuviera corriendo por el bosque ella sola. Ya has visto las prendas que trae, ¡son tela fina!” —Le responde Bardas mirándola fijamente a los ojos.

—“Debe ser la hija de algún alfa, no existe otra explicación”

—“¿Será que aún no se ha transformado?”

En eso, el príncipe, observa como su luna se aleja un poco de él. Y lo mira fijamente, estado en ese estado, le era imposible hablar con ella, a menos que estuviera marcada. Pero ese no era el caso.

Si regresaba a la normalidad, estaría completamente desnudo ante ella. No era buena idea conocer a tu luna por primera vez en ese estado. Era un príncipe, debía mantener la postura. Sin embargo, necesitaba hablar con ella, saber quién era y de donde venía.

—Me llamo Adara —La castaña sonríe abiertamente, mientras que sus ojos brillaban más de la cuenta.

Tanto el príncipe como su lobo se quedan mudos de pensamientos, luego de unos segundos, se preguntan si fue casualidad o ella…

—Puedo oírte, príncipe Bardas —Contesta tan tranquila —. Puedo oír lo que hablas con tu lobo. Quiero que sepan, que ambos son increíblemente hermosos.

—“¿Cómo puedes oírnos? Estás en tu forma humana, es imposible”

—No lo sé, solo sé que puedo oírte en mi cabeza.

—“Yo no puedo oír tus pensamientos, Adara”

Ella guarda silencio un momento, muerde sus labios y observa sus pies…

—No entiendo porque soy diferente, pero me alegra mucho poder oírte en tu estado lobuno.

—“Quisiera regresar a mi estado humano, pero no creo que sea el mejor momento”

—Estoy de acuerdo —Ella sonríe con gracia.

—“¿De dónde has venido?”

—Soy Adara Dallas, hija del alfa de luna azul Ethan. Hemos venido a ver a tu padre, el rey.

Bardas queda sorprendió por lo mucho que ella sabía de él.

—No sabía quién eras hasta que comenzaste a conversar con tu lobo, al escuchar el nombre, supe que eras el príncipe.

—“Con que la hija de Ethan, ¿así que están de visita?”

—Mi padre tiene asuntos importantes que conversar con el rey.

Bardas se preguntó qué tipo de asuntos serian esos, por supuesto, tenía la habilidad de guardar sus pensamientos para él. De ese modo, nadie intentaría escucharlos.

—“Me parece que, debemos regresar al castillo. Tendré que hablar con tu padre”

La castaña palidece de inmediato, no estaba preparada para esa conversación. Sin embargo era necesaria, el príncipe era su lobo. Justamente tuvo que ser el príncipe.

—De acuerdo, regresemos.

—“¿Subes a mi espalda? Estamos algo retirados, llegaremos más rápido si yo te llevo”

Entusiasmada, la joven castaña sube a la espalda de su lobo. Se inclina hacia adelante y recuesta su cuerpo y reposa el rostro en la enorme cabeza de su príncipe.

—“Esto se siente muy bien, Bardas”

—“Concuerdo contigo”

Ambos hablaban protegiendo sus palabras, lo que menos deseaban era quedar en vergüenza delante de su luna.

[…]

—Estoy seguro de que tu hija estará bien, Ethan. No debes preocuparte, enviare a una cuadrilla a por ella.

—Le advertí que no saliera del castillo sin mi compañía, sabes los peligros que ronda el bosque, y más cuando se trata de una loba albina.

—Vamos, recuerda que Adara no es la única loba albina descendiente de un alfa.

—Deisy sabe cuidarse muy bien, Eren. Eso debes saberlo, además, sus dominios son una fortaleza. Lucían jamás se atrevería a atacarla. Pero a una loba indefensa como mi hija sí.

Los dos alfas caminaban por los corredores de los pasillos del castillo en busque de la joven loba albina. Pero no daban ni con el rastro de su olor, su padre comenzaba a preocuparte por ella.

—Salgamos del castillo, quizás fue a correr por los alrededores.

El rey y su amigo se apresuraron a salir al exterior del castillo, cuando a lo lejos, ambos alfas observan venir a un enorme lobo albino. En su lomo llevaba a cuestas a Adara, quien se encontraba recostada.

—Adara —Susurra el padre.

—Bardas —Musita el rey. A lo que Ethan lo ve.

—¿Tu hijo mayor?

—¡Así es!

Ambos padres se aproximan a la pareja que se acercaban pacíficamente a la entrada del castillo, siendo objeto de todas las miradas.

—Hijo, ¿Qué ha ocurrido?

—Adara.

—Padre —Contesta ella bajándose de su lobo y corre hacia su padre.

—¿Pero dónde te has metido, niña?

—Es que yo…—Baja la mirada, no sabía cómo decírselo a su padre.

En eso, Bardas gruñe, Eren levanta la vista y observa a su muchacho atónito.

—¿Qué has dicho, hijo? —El rey observa a Adara con admiración.

—¿Eren, qué es lo que ocurre?

Ethan no comprendía lo que decía el príncipe a su padre, pero si podía intuir lo que si estaba sucediendo. Su hija perdida, luego aparece sobre el lomo de un príncipe, no era de mucha lógica que digamos.

No obstante, no contaba con ese asunto en esos momentos, era algo con lo que realmente no disponía de tiempo para lidiar.

—Mi hijo Bardas me informa que tu hija es su luna, Ethan. Y él es el elegido para ser el lobo de Adara. Es lo que está pasando.

—¿Hija?

—Es cierto padre, he percibido su aroma. Por eso me adentre en el bosque, el príncipe Bardas me encontró y me ha traído de vuelta al castillo.

Su padre observa esos ojos marrones y le recuerda a su querida esposa Shery. Eran los mismos ojos de ella, tan cristalinos e inocentes de maldad. Pero ahora su niña ya no era una niña, puesto que ya había encontrado a su lobo.

—Me parece que hemos sido bendecidos mi viejo amigo —Le dice el rey palmeando su hombro.

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