En una tierra oculto de la vista humana, existe una aldea secreta donde los pocos cazadores conocen la verdad sobre los lobos y otros seres que habitan los oscuros bosques. Anya, una cazadora con poderes especiales, ha sido criada para temer y cazar a estas criaturas que gobiernan desde las sombras. Pero un encuentro inesperado con Kaelan, el lobo solitario que gobierna desde un castillo olvidado, vigila a los humanos para que no puedan cruzar a este misterioso bosque, empuja a Anya hacia un destino desconocido del que el mismo decidió no involucrarse con una humana. Kaelan ha llevado la carga de su manada y la pérdida de luna desde hace años, su amada esposa, quien murió muchos años atrás. Él descubrira que su luna regreso como una reencarnación y aunque su vínculo está prohibido por antiguas leyes, su atracción será inevitable.
Leer másAnya.Habían pasado tres años desde aquella batalla en la que descubrí la verdad sobre mi pasado. Supe que era la reencarnación de una mujer poderosa, con habilidades sobrenaturales y espirituales, y que estaba destinada a ser la esposa del Alfa. Mi vida había cambiado por completo, sobre todo cuando descubrí que estaba embarazada. Pero no de uno, sino de gemelos.Ahora, mis hijos tenían tres años y ya eran pequeños torbellinos imparables. Con una energía desbordante, se transformaban en lobos y escapaban a cada oportunidad. Ni siquiera mi abuela, quien siempre había sido la más estricta, podía controlarlos.Kaelan se acercó y les tomó varias fotografías mientras jugaban.—Míralos, están enormes. —Comentó con una sonrisa ladeada.—Así es, y también son traviesos. —Le respondí riendo.Entonces, con picardía, mi amado me atrajo hacia él y, sin previo aviso, me tomó por la cintura, apretando mis nalgas con descaro. Sus labios rozaron los míos y susurró con voz grave:—¿Estoy buscando otr
NarradorTodo ocurrió como un destello en la mente de Anya, como si una cámara invisible proyectara los recuerdos de su pasado en una secuencia vertiginosa. Sin poder evitarlo, tomó la flauta entre sus manos y la sopló con fuerza. En ese instante, una energía arrolladora emergió de su interior. Era el poder oculto que había buscado durante tantos años. De repente, su mente del pasado se conectó con la del presente, revelándole una verdad que había olvidado: Kaelan, el lobo alfa, no era solo un guerrero más, sino su esposo, el hombre que la había protegido con su vida. Pero en el pasado, ella no había hecho lo mismo por él. Ahora, estaba decidida a cambiar su destino. Esta vez, no permitiría que los lobos oscuros ni ninguna criatura maldita interfirieran en su vida ni en la de los humanos.Con determinación, buscó sus flechas y comenzó a disparar cuando vio que Aitor, el vampiro que había tramado su perdición, no estaba solo. Había traído consigo a vampiros, espíritus malignos y brujas
KaelanNo tenía opciones. Debía confesarle a Anya quién era yo, realmente. Pero el miedo me atenazaba. Temía perderla, temía que algo le pasara o, peor aún, que huyera de mí. La verdad siempre había sido un arma de doble filo, y yo sabía que podía herirnos a ambos si no era el momento adecuado. Anya no recordaba nada de la batalla que habíamos enfrentado hace semanas. Killer uno de los lobos más jovenes, me confesó que en ese momento de caos mi hermano le había revelado nuestra verdadera naturaleza: todos éramos lobos. Sin embargo, tras quedar desmayada, parecía haber olvidado todo lo que escuchó. Su mente estaba en blanco, como si el destino le hubiese dado una segunda oportunidad para decidir si quería aceptar esta vida. Ahora que está embarazada, mis emociones están al límite. La felicidad de saber que vamos a ser padres lucha contra el miedo de que la historia se repita. Ella como Sarada, en su vida anterior, sufrió por mi culpa, por la culpa de nuestra raza, por no haberla pr
Anya Me sentí más segura en los brazos de Kaelan, aunque aún estaba completamente consternada. No entendía qué había pasado. Todo antes de la batalla se me había borrado de la mente, como si mi memoria hubiera sido borrada por completo. ¿Por qué no recordaba nada de lo sucedido? ¿Y quiénes eran esos que nos atacaron? Necesitaba respuestas, pero mi mente estaba demasiado nublada para pensar con claridad.—Necesitamos hablar —le dije, tratando de centrarme en algo, aunque no sabía ni por dónde empezar.Kaelan me miró con seriedad, pero no respondió de inmediato. La preocupación en su rostro era evidente. Yo, por otro lado, sentía que todo estaba fuera de lugar. Mi estómago se revolvía con la ansiedad de no entender nada. Todo se sentía tan confuso, y lo peor era que, a pesar de mis preguntas, no había nada que me ayudara a entender lo que estaba sucediendo.—Necesito contarte muchas cosas, pero no quiero hablar nada ahora… —musité, sintiéndome abrumada—. Me siento muy mal, Kaelan. Esto
KaelanNo podía creer lo que escuchaba de esa anciana, la verdad me dejó sin palabras. Ella acababa de revelarme algo que cambiaría por completo mi vida y mi percepción de todo lo que creía saber. Había demostrado que yo no era solo un lobo cualquiera, era parte de un linaje especial, el Clan de la Nube Blanca. Un clan que jamás había hecho daño a los humanos, que jamás había caído en los mismos errores de otros lobos. Pero ella no estaba tan segura. Me observó fijamente, pensativa, y después soltó unas palabras que me dejaron helado:—Tú eres el hijo del Alfa Draxen Kaelion.—Así mismo es, señora —respondí con calma, aunque por dentro sentía un torbellino de emociones—Pero, ¿por qué le ocultaste tu identidad a mi nieta? ¿Por qué hizo eso?Mi mente se nubló por un momento, preguntándome por qué todo estaba dando un giro tan inesperado.—Porque su nieta piensa lo peor de los lobos, y nosotros no somos como esos lobos que le harían daño a los humanos. Ustedes mismas lo han comprobado.
Anya.El hambre me estaba consumiendo, mi estómago rugía con desesperación, así que decidí buscar algo de comer. En la cocina, me encontré con una mujer tímida que evitaba mirarme a los ojos.—¿Hay algo que pueda comer? —le pregunté.Ella asintió con nerviosismo.—Sí, ya le prepararé un aperitivo.—Puedo prepararme algo rápido, no te preocupes —dije, pero su rostro palideció.—No, señorita, por favor, yo lo haré. El señor... él es muy estricto y no le gusta que cualquiera entre en la cocina.—¿Cualquiera? ¿Insinúas que soy una extraña?—No quise decir eso —titubeó—, es solo que él tiene reglas muy estrictas.No quise discutir más. Ignorando sus advertencias, entré a la cocina. Todo ahí era distinto a lo que estaba acostumbrada: había carne de ternera, higos, y algunos ingredientes básicos, pero ninguna estufa moderna, solo un antiguo fogón. Preparé algo sencillo, luego encontré semilla para preparar un té, me senté en un pequeño comedor improvisado.Fue entonces cuando lo vi. En la pa
Último capítulo