Un mes después.
-¡aquí estás Courthney!
Lleve la mano a mi pecho asustada por el grito.
-¡por la Diosa, no entres así!
Estaba escondida en la herrería de la manada desde hace más de 5 horas, el herrero había terminado con todas las armadura y armas de quienes iban a luchar nuestro lado. Llevaba al menos una hora aquí colocando complejos hechizos en la utilería, y el que estaba iniciando fue interrumpido por el grito de mi destinado.
-lo siento, no estabas en ningún lugar y me preocupé. ¿Qué haces?
Me senté en el escritorio de metal que había en el centro del lugar.
-estaba poniendo hechizos en las armaduras, de protección, resistencia, hechizos que alertaran al cuerpo a moverse para evitar ataques sorpresa. No dudo que no sepan identificarlos, pero en el caso de que sus sentidos sean afectados ese hechizo los protegerá por un tiempo, siempre y cuando el estado de ellos le permita seguir luchando. También les puse localización por si tratan de secuestrar a alguno como cebo o cosas así.