BUENA :
El alfa me mira con desconfianza, odio y algo más… Pero lo único que quiero es sus grandes manos ahí abajo y no voy a perder el tiempo.
Así que me coloco en puntitas, pongo una de mis manos en su mejillas y beso sus labios qué saben a gloria.
Al principio se queda quieto, pero luego me agarra de la cintura y profundiza el beso con desesperación y anhelo.
Consejo número uno de Mariana: Si te besó una vez no se resistirá a un segundo beso.
Sus grandes manos recorren mi cuerpo y cada toque quema mi piel haciendo qué me aferre más a él colocando mis manos detrás de su cuello.
Me pega más a la pared mientras gruñe mordiendo mis labios y eso me encanta.
El alfa hace que envuelva mis piernas alrededor de su cintura sin dejar de besar mis labios y así lo hago muy gustosamente.
De pronto siento algo muy duro en mi parte íntima y abro los ojos separándome de sus labios.
—¿Acaso eso es…?
—Ssshh, no hables.
Me calla con sus labios, mientras su cintura se mueve llevando descargas