Esther entra a la biblioteca, Nolan lo hace detrás de ella con cierta curiosidad y a la vez, con dudas. La actitud de su cuñada era tan relajada, que para él, hablar de Aurora siempre implicaba una sensación de tristeza e impotencia.
—Dime que es lo que ocurre, Esther. ¿Cómo es eso que sabes algo sobre el accidente de Aurora?
—Así mismo como lo oyes y como acabas de decirlo, Nolan. Hay algo que debes saber sobre lo que realmente pasó y quién te mintió con respecto al supuesto accidente. —Nolan frunció el ceño al oír a su cuñada.
—Sigo sin entender, ¿de qué o quién hablas? ¿quién me mintió?
—Velo por tus propios ojos —saca de su bolsa, el dispositivo USB y se lo entrega.
—No me gusta a lo que estás jugando. ¿Qué hay en este dispositivo?
—Tienes que verlo con tus propios ojos. No quiero que vayas a decir luego que tengo otras intenciones, cuando realmente lo único que he querido es proteger a mi familia, tú y Sami son mi familia.
Nolan respira profundamente. Las dudas invad