Mundo ficciónIniciar sesiónConvertirme en la amante de Alexei fue algo que jamás habría imaginado para mi vida, pero el amor me cegaba y no veía otra opción. Estaba profundamente enamorada de él, sin importar que estuviera casado. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por tener su amor. Sin él a mi lado, sentiría que no merecía existir en este mundo. Pero estaba equivocada. Para mí Alexei, era y seguirá siendo mi único amor, a pesar de estar casado con otra. Estaba convencida que su amor por mí era tan intenso y apasionado como el mío por él. No obstante las sircunstacias de la vida eran meramente agobiante, nuestro amor estaba en un juego difícil de florecer al ser consiente que amar a los hijos eran más importantes que amar a una mujer. Pero no todo esta perdido, a pesar de la difícil sincursanticia los secretos ocultos jamás se esconden para siempre.
Leer másMi salvación está debajo de una maraña de largo cabello castaño.
Lucas Cromwell
—¡Maldición! Estoy entrando en desesperación, no sé qué hacer para librarme de mi jefe —exclamo Lucas sentado detrás de su nuevo escritorio.
Acaba de ser nombrado CEO de LS Electronic, algo que había deseado desde hace mucho tiempo, sin embargo, para conseguirlo no solo se esforzó en demostrar que era el mejor dirigiendo un equipo o tomando decisiones difíciles, también tuvo que mentir cuando su jefe le llamo a su oficina para anunciarle que se tomaría un descanso muy largo por exigencia de su mujer y que ahora necesitaba a alguien para que dirigiera el lugar en su nombre, por lo que a su pregunta sobre si tenía familia, Lucas contesto con un sonoro “Sí”.
Para Roberto Miller, el jefe de Lucas, la familia era una cualidad importante en un hombre de negocios, puesto que para él representaba el compromiso y la responsabilidad que se requería para dirigir cualquier empresa, es decir, no bastaba solo con demostrar ser inteligente, audaz y perspicaz en los negocios, Lucas debía contar también con una esposa.
Sin embargo, hacía mucho tiempo que el amor y Lucas habían tomado la decisión de separarse definitivamente. La mujer con la que había planificado casarse resulto estar casada con otro desde hacía dos años, cuando Lucas la descubrió ella solo le dijo que lo había hecho por el futuro de ambos, debido a que el ahora esposo de su prometida era un hombre con mucho dinero. Con el corazón destrozado le dio la espalda y se marchó jurando que nunca más volvería a caer en el juego perverso de amar a alguien.
—¿Por qué dije que sí? Cuando ni siquiera tengo una amante o a alguien con quien pasar el rato —continuo reprochándose a sí mismo sin poder concentrarse en su trabajo.
Constantemente miraba el reloj, puesto que su jefe le había dicho que almorzarían juntos ese día y que quería conocer a su esposa. Su corazón estaba cerrado, no estaba dispuesto a dejarse envolver de nuevo, pero justo en ese momento necesitaba una esposa de mentira, alguien a quien le pudiera pagar para hacer de su mentira algo real, con lo cual calmar la curiosidad del señor Roberto.
—¿Estás listo Lucas? —pregunto su jefe ingresando a la oficina sin tocar.
Lucas dio un respingo en su asiento demostrando todas las señales de un gran nerviosismo. Parecía que en cualquier momento iba a sufrir un infarto, tenía las manos sudorosas y sus cejas se contraían constantemente por la permanencia de un solo pensamiento en su cabeza: ¿De dónde saco una esposa?
Como un autómata se puso de pie miro de uno a otro lado antes de hablar tratando de crear un plan que lo sacase de ese lío, pero absolutamente todo lo que se le ocurría resultaba insuficiente para persuadir al señor Miller.
—¡Por supuesto Roberto! —exclamo con nerviosismo—. Mi esposa ha dicho que podemos vernos en el Starbucks que está a un par de calles —agrego con una idea en mente que podría sacarlo del apuro, sin embargo, era algo arriesgado, ya que para que su plan tuviera éxito era necesario encontrar a la mujer correcta en un sitio que por lo general es muy concurrido y siempre está atestado de gentes.
Su jefe lo miro con sorpresa, pero al mismo tiempo pareció encantarle que la señora Cromwell fuese una mujer sencilla que no se deja eclipsa por el dinero de su marido. Por qué si de algo había que estar seguros, era que Lucas Cromwell tenía suficiente dinero como para no tener que trabajar y hasta para poder crear su propia empresa, no obstante, no estaba interesado por el momento debido a que él no era un hombre cualquiera.
—Entonces vamos —dijo su jefe antes de darse la vuelta y salir de la oficina en donde solo había dado un paso para ingresar—. Eres un hombre bastante extraño, Lucas, en tu país tienes todas las oportunidades para ser el dueño de una gran empresa y, sin embargo, prefieres estar lejos de tu familia y hacer ricos a otros con tus habilidades —comento el hombre mayor al tenerlo cerca.
—No lo entenderías, aunque te lo explicara Roberto, mi familia es un tanto especial, están atrapados en el pasado donde las uniones eran en beneficio del apellido sin importar nada más —dijo recordando con amargura el día que abandono su casa por perseguir el amor en una mujer que lo traiciono.
Quiso volver, pero la vergüenza y desagrado a que lo obligaran a casarse lo detuvo de hacerlo, por lo que sin mirar atrás se subió a un avión y marcho, dejando su corazón herido en un país que está muy lejos de alcanzarlo.
―Es lamentable que todavía existan padres que pretenden gobernar sobre la vida de sus hijos —se lamentó su jefe y añadió—, los seres humanos no podemos vivir del espejo de otro porque cada uno es diferente y lo que ha sido maravilloso para mí puede que a ti te resulte catastrófico, los hijos son las flores que abandonan el arbusto cuando ha llegado su tiempo, ellos deben tomar sus propias decisiones y cometer sus propios errores, los padres solo podemos ser espectadores de su vida y esperar pacientemente a que nos pidan ayudan.
La reflexión le dio un vuelco al corazón de Lucas que, aunque cercenado, de vez en cuando sentía aflorar todo el dolor que le ocasiono Patricia. En silencio llegaron al estacionamiento en el cual el señor Miller ofreció su vehículo y su chofer, terminaron yendo en el auto de Lucas, que con la excusa de pasar comprando un obsequio para su esposa pretendía ganar más tiempo.
Fueron a una joyería exclusiva en la que se detuvieron media hora mientras miraban collares, gargantillas, aretes y anillos llenos de piedras y elaborados en diferentes materiales con acabados exquisitos. Lucas eligió unos delicados aretes en forma de gota que caían una detrás de la otra y que irradiaban un brillo exquisito gracias a la pequeña piedra de la que estaban dotados.
Por su parte, el señor Miller se decidió por un collar para su esposa y una sortija para su hija, hacía mucho tiempo no les obsequiaba nada y, ya que estaban en ese lugar, quiso aprovechar. El jefe de Lucas se ofreció a pagar ambas compras con la excusa de que le permitiera a él tener un presente con la señora Cromwell.
Luego de cancelar salieron de la joyería y se dirigieron al auto para esta ver si ir directo al lugar de encuentro, el señor Miller veía el nerviosismo de Lucas, pero lo creía natural, los jóvenes de hoy en día quieren impresionar a sus jefes y a pesar de tener treinta años el señor Miller lo consideraba un joven debido a que él contaba con cincuenta y siete años y se sentía como un hombre de cuarenta.
La seguridad que aparentaba Lucas se fue de cien a cero cuando encontró el Starbucks prácticamente solitario, unas cuantas mesas estaban ocupadas, pero en ninguna veía lo que necesitaba para calmar la curiosidad indiscreta de su jefe. Sintiéndose perdido decidió contarle la verdad a su jefe, no obstante, al girarse su mirada callo sobre una mujer, hermosa de cara, menuda y de cabello castaño, su piel brillaba por los rayos del sol que se colaban a través de los cristales de las ventanas, la joven estaba un poco desaliñada, pero aun así era imposible no admirar su belleza.
—Veo que ya la encontraste —exclama el señor Miller siguiendo la dirección de la mirada de Lucas—, y debo confesar que me siento satisfecho por esta reacción de tu parte, es como si la vieras por primera vez y te entiendo a la perfección, porque después de treinta y cinco años de casados mi esposa continúa causando el mismo efecto en mí, es como si todavía no pudiera creer que ella realmente acepto convertirme en un mejor hombre —agrega, sin embargo, Lucas no apartaba la mirada de la mujer, no solo por estar encantado por lo hermosa que ella es, sino porque ruega mentalmente a que no esté acompañada de ningún hombre.
《Alexei》Han pasado cinco largos años desde que me casé con el amor de mi vida. Estaba feliz, admirando a mi ahora familia, mi esposa Anashia, mis hijos Luna, Angel, Heiden de dos años y mi suegra incluso mi hermano el cual ahora estaba casado con Karla.Mi pequeña hija Luna ya no es tan pequeña; ahora tiene 18 años y es toda una mujercita, bien portada y dedicada. Actualmente está estudiando en la universidad. Luego está mi hombrecito, Ángel, de 7 años, todo un caballerito, y mi pequeña hija Heiden.Durante estos años hemos sido muy felices. No lo voy a negar, hubo una o dos discusiones leves, pero desde entonces, mi vida ha sido maravillosa. Gracias a Dios, mi suegra ha estado bien y sana del cáncer. Continuó con su tratamiento y, después de varios exámenes, confirmaron que ya no tenía cáncer ni miomas.Por otro lado, mi hermano Cristy por fin se casó hace unos dos años atras y tuvo una pequeña niña. Ahora él y karla viven juntos, sin embargo karla siempre está pendiente de Luna, ya
《Anashia》Lamentablemente, Sebastián tenía razón. Creo que lo mejor era que se recuperara de su tumor cerebral, así que decidió irse lejos del país para sanarse. Pasaron varios días hasta que logré recuperarme. Alexei nos trajo al niño, a mi mamá y a mí a nuestra casa. Le agradecí, sin embargo, él seguía ahí, mirando con un rostro melancólico sin responder nada.—Lamento mucho que Sebastián haya decidido no realizar la boda. El es un hombre tranquilo, muy honesto y quizá pensó que nunca lo iba a amar. Lo quería, lo apreciaba, sin embargo, mi corazón aún te pertenece, Alexei...—Y yo también te amo. Eres la única mujer que he amado en mi vida y creo que lo serás hasta que deje de existir, hasta mi último aliento. Por esa razón, te pido que regresemos, que estemos juntos. Quiero que seas mi esposa, no mi amante, porque ya no tengo ninguna atadura. Me separé de Natalia hace años, estuve con ella por la niña y tú lo sabes muy bien. Ahora quiero unirme a ti de por vida. ¿Me lo permites?Ase
SebastiánMe levanté aturdido. Tenía la boca seca; creo que he dormido mucho tiempo. Mi hermana se me acercó y me besó en la frente, con lágrimas acumuladas en los ojos.—Hermano, gracias a Dios te encuentras bien. Ahora lo que tenemos que hacer es trasladarte a un buen hospital para tu cirugía y tratamiento —mencionó mientras acariciaba mis manos.—Gracias a Dios, he decidido irme a Rusia, para hacer la cirugía. No debes llorar más hermana.—Sebastián es la mejor decisión. Eres joven y Dios te dará una segunda oportunidad de eso nunca lo dudes.—Si hermana no te preocupes, se que todo saldrá bien. Ahora quiero ver a nuestros padres —pedí con dificultad.Mi hermana salió rápidamente de la habitación. Respiré hondo y dejé escapar un suspiro.—Espero que Anashia y la hija de Alexei estén bien —murmuré para mí mismo.Enseguida, mis padres entraron y, al verme, se acercaron para darme un abrazo. Me quejé por el dolor, y mi madre se disculpó rápidamente.—Gracias a Dios ya te encuentras me
《Alexei》¿Qué pretendían estos dos?Rápidamente le dije a uno de los oficiales que llamara a una ambulancia; no podía seguir viendo cómo Anashia estaba sangrando y había quedado desmayada. Igual Sebastián, pero él aún seguía con los ojos abiertos. Quería acercarme a ellos, pero tenía miedo de que ese loco de William disparara a mi hija, la estaba apuntando. Esto se estaba saliendo de control. —¿Crees que vas a matar a mi hija? Primero te mataré a ti, maldito—Vociferó Natalia.William empezó a reírse como un demente y comenzó a discutir con Natalia. Mientras tanto, empezamos a hacer un plan para rescatar a mi hija y encarcelar a estos dos. Le hice señas a uno de los oficiales para que se acercara detrás de Natalia; sin embargo, no imaginé que Natalia empezara a elevar el arma y apuntar a William.Natalia empezó a dispararle a William. William le disparó también, pero no alcanzó a Natalia. Sin embargo, ella siguió disparándole hasta que William cayó al suelo. En ese momento, el oficial
Anashia.No podía creer que estaba secuestrada por William, el primo de Alexie, con que objetivo. Luego lo que me dijo de Sebastián, ¿sera eso cierto?La pequeña Luna estaba amarrada de manos y pies, llorando desesperada. Natalia, entre risas, mantenía una conversación con William, planeando quién sabe qué. Luna temía que Natalia matara a su padre y a su nana. Traté de calmarla diciéndole que no le iba a pasar nada.Sentía mis manos y pies entumecidos. Esperaba que mi hijo y mi madre estuvieran bien, incluso Alexei y Sebastián. No quería que les pasara nada. Sabía que estaban tratando de buscarnos, porque vi a Natalia molesta mientras discutía por teléfono. Veo a la nena esta temblando del miedo.—Mi papi, debe estar preocupado. No quiero que pase nada por mi culpa.—Luna, tranquila. No te preocupes. Tu papi vendrá a rescatarnos y no es tu culpa, —le dije a la niña.—Mi mamá está loca. Necesita un psiquiátrico y es capaz de todo —respondió Luna, temerosa.—Lo sé, pequeña. Pero por fa
《Sebastián》Estaba desesperado llame muchas veces a Anashia, su móvil sonó pero luego se corto la llamada y ahora marque de nuevo pero estaba en buzón, eran mas de las seis de la noche, asi que sali y la fui a buscar. Todo el día había pasado sin noticias de ella, y no contestaba mis llamadas. Me dirigí al supermercado donde solía ir hacer compras con una foto suya en la mano, y le pregunté al guardia de seguridad si la había visto. Su negativa aumentó mi preocupación. Decidí ir a la estación de policía para reportarla como desaparecida. Eran más de las diez de la noche cuando, ansioso, llamé a Alexei para informarle.—Buenas noches Alexei, disculpa la hora.—Buenas noches, como estas, y tranquilo. Sucede algo.—Pregunto con tono preocupado.—Alexei Anashia esta desaparecida, salió después de mediodía hacer compras al supermercado y estás son las horas que no llega. Su móvil está en buzón, estoy muy preocupado.—¿Cómo es posible eso? —gritó Alexei, desesperado al teléfono.—Necesito tu
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