>>> Rey Alfa Raymond:

¿Que si quiero que se quede conmigo como mi única Luna?

La pregunta quedó en el aire, suave y peligrosa al mismo tiempo.

Esa hembra no sabe lo que provoca cuando me mira así, con esos ojos tan azules, tan llenos de inocencia… y de algo que no sabe controlar. El viento movía su cabello blanco, y por un segundo, juro que el mundo entero se detuvo. Solo la oía respirar. Solo la sentía.

No respondí enseguida. No porque no supiera qué decir, sino porque si hablaba en ese momento, iba a decir algo que no debía.

Me limité a mirarla. Y ella, tan pequeña frente a mí, se encogió un poco, como si temiera haber dicho demasiado.

—¿Eso crees, Luna? —le dije al fin, dejando que mi voz bajara, grave, despacio—. Que soy un macho que solo quiere una Luna por capricho.

Sus labios se entreabrieron apenas, pero no respondió… Entonces, me acerqué hacia ella. Podía sentir su respiración en mi pecho, ver el leve temblor que recorría sus hombros.

—No sabes lo que dices —c