Capítulo 63: Ayuda a mi hermana.
El Beta respiraba con fuerza, con el ceño fruncido. Caminaba de un lado a otro frente al escritorio del Alfa, con los puños cerrados.
—¡Alfa! —soltó de golpe—. Ella es mi hermana, mi familia de sangre. No puedo quedarme tranquilo mientras Malahia está desaparecida en quién sabe qué agujero del maldito mundo.
El Alfa lo siguió con la mirada, sin moverse, como un depredador que observa desde lo alto. Sus dedos largos rozaban el borde del pergamino, pero su expresión permanecía fría, inmutable.
—Tu ansiedad no la hará volver más rápido —dijo Raymond con voz grave, profunda, implacable.
Beta Walter golpeó con el puño la pared cercana.
POOM~
—¡Maldición! —rugió ese Beta, con los ojos brillando como brasas—. Tú no entiendes, Alfa. Esa hembra… siempre fue diferente, siempre se exigió más de lo que podía dar. ¿Y si ahora está atrapada? ¿Y si no logra regresar?
Un silencio tenso cayó. Solo los truenos y el rugir de la tormenta llenaron la oficina.
Raymond levantó una copa cercana q