Mundo ficciónIniciar sesiónDÍA TRES - MEDIANOCHE
Selene no podía dormir.
Después de la reunión, cada uno se había retirado a los pequeños camarotes que el barco ofrecía. Eran habitaciones austeras, apenas lo suficiente para una cama estrecha y un baúl. Pero después de días en cubierta, cualquier cosa con un techo era bienvenida.
Selene yacía en su cama, mirando el techo de madera oscura, escuchando el crujir del barco mientras navegaba. Su mente no podía detenerse. Las palabras de Peste resonaban una y otra vez.
"Uno de ustedes no llegará a la isla."
"Especialmente tú, loba gris."
Cerró los ojos con fuerza, intentando apartar esos pensamientos.
Finalmente, el cansancio la venció.
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El







