—¿No te da miedo lo que piense tu padre?
—No lo conozco y jamás me ha importado una mierda lo que piense todo el mundo. Si quieres mojarte los pantalones por lo que pueda llegar a decir mi padre, entonces no mereces cogerme.
Ella se separa con una sonrisa en sus labios, por primera vez la había dejado sin palabras. Lauren se había quedado pensando, y no, no es que le tuviera miedo a Alejandro, sino que tampoco quería faltarle el respeto a su confianza.
Ella también era lo suficientemente grandecita como para saber lo que quería y si no fuera porque realmente era una mujer de principios, Isabella ya estaría empotrada contra la pared, gritando de la misma manera en la que lo había hecho aquell