—Veo que ustedes no tienen por qué escapar. Las únicas que escaparemos somos las dos lobas repudiadas — bromeó con una pizca de ironía, refiriéndose a su condición.
Miranda se mordió el labio al escuchar las palabras de Isa, desviando la mirada mientras sentía remordimiento.
—Lo siento, señorita, p