―Tú puedes hacer esto―Le dije a mi reflejo―Eres fuerte, decidida y volverás a ser independiente tal vez no en unos meses, pero si en unos años.
Terminé de colocarme los zarcillos de oro en forma de gotas y me decidí a quitarme las otras perforaciones de mis orejas.
Igual no se verían porque el cabello suelto les estaría tapando.
Me coloqué el septum con diamantes falsos que lucían reales y que solo usaba en ocasiones especiales y di un paso atrás para verme de arriba abajo una última vez.
Me veía... como una novia para nada decidida a serlo y el sutil maquillaje por el que me había decantado ayudaba a acentuar el pánico en mis ojos.
¿Del resto? Me veía de infarto.
Para ser algo pasajero, Louis se había tomado el tema de la boda muy en serio; me había llevado de compras a la quinta avenida donde me arrastró de tienda en tienda hasta dar con el vestido que, de acuerdo a él, era perfecto para mí.
Dicho vestido era blanco y me lleg