Alec
—¿Estás bien? —le pregunto preocupado al ver que sigue respirando agitada—. Mi amor, por favor, no pienses que la he defendido; solo quería que no llegara a lastimarte, pero creo que te subestimé.
—Perdóname por dudar —se disculpa mientras me abraza—. Pero estaba furiosa, sigo furiosa. No sopor