Mamá me mira preocupada y se inclina para acariciarme el rostro. Sus manos son las más suaves y me gustaría quedarme así mucho tiempo, pero quiero ver a papá y contarle lo que me dijo Juliett.—¿Estás seguro, mi amor?—Sí, mami —asiento—. Por favor.—De acuerdo, mi tesoro —sonríe antes de darm
Anna Roma
¡Santa cachucha! La que se va a armar...
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