La reunión no se prolongó mucho ya que Alberto y Kelsey debían trasladar algunas cosas del niño a un apartamento que rentaron temporalmente, ya que ella se negó rotundamente a instalarse en la casa de Colomba, él no le insistió, ya que entendió perfectamente su aprehensión con el lugar, así que la llevó al edificio donde se hospedaría y la dejó allí, mientras iba a buscar todo lo necesario para el pequeño.
Ese fue un tiempo que Kelsey aprovechó al máximo con su hijo, ya que, en realidad, no había tenido oportunidad de estar a solas con él. Le habló, le cantó, le hizo muchas preguntas que el niño no siempre le contestó claramente, ya que todavía hablaba a “media lengua”, sin embargo, para ella fueron unas horas mágicas.
Cuando Alberto llegó, estaban