Cap. 160 La besó como tantas veces había deseado hacerlo
Edison la llevó a un restaurante argentino donde sabía que preparaban una exquisita parrillada, solo pensaba en que Fernanda es amante de la carne asada y su deseo era complacerla, en esa y en muchas otras cosas.
El rato fue sumamente agradable, cuando él dejaba de huir a sus sentimientos y ella de verlo como un imposible, todo fluía armoniosamente; pasado un buen rato y mientras pagaba la cuenta, Edison pensaba en cómo extender el tiempo a su lado.
–Podemos comer el postre en tu casa o en la mía, ¿qué decides?
–A menos que haya surtido la despensa, sé que en su apartamento no quedaba nada para hacer postres y en la mía no se puede porque comparto apartamento con tres chicas de la clínica y una de las normas es no llevar visitas.
Edison no comentó absolutamente nada, la instó a ponerse de pie y salir del restaurante, ya en el automóvil manejó con un destino definido en su mente, al llegar, él le dijo:
–Ven conmigo porque no tengo idea de lo que se necesita.
–¿P