Salí del ascensor a toda prisa, pues, se acercaba la noche ya, quería estar allí para entretenerla con cualquier trabajo y nadie sospeche nada, sin embargo, al poder visualizar su escritorio miré a mi socio Anthony que la tenía sosteniéndole de la cintura apegándola contra su cuerpo, la sangre se me encendió cuál fuego, caminé más aprisa, cuando llegaba noté que Anna lo empujaba y le decía
—¡Déjeme señor Anthony!, por favor, no quiero nada con usted
Y escuché al hijo de puta decirle
—No te hagas, eres una de las zorritas de Danko, no te hagas la inocente, a estas alturas ya debe de haberte follado algunas veces, no vengas ahora a dártelas de santa
Me paré frente a ellos y acoté furioso
—¡Anthony!, ¿qué m****a estás haciéndole a mi secretaria?, te advertí que ella no es para tus gustos
Anna se soltó sollozando de las manos de Anthony y me abrazó suplicando
—Señor Danko, ¡ayúdeme, por favor!, no deje que me toque
El desgraciado se dio vuelta y me reclamó
—Danko, se me hace raro que la de