SIGUE NARRADOR
Alexander estaba ahí parado con los ojos cerrados y resignado a las burlas que se le vendrían encima, porque para adobar más la situación la voz de Alessa se oyó.
—¿Qué fue lo que escuché? ¡alexander! ¿Fuiste capaz?
Danko se desternillaba de risa, otra voz se sumó ahí.
—¿Papá? Pero... ¿En serio?
Y otra voz más se oyó ahí dentro, pero esta vez fue una voz enojada.
—¡Papá! Esto fue una idea tuya, estoy segura ¿fuiste capaz de hacer eso con tu esposo? Porque sé que el señor Alexander no lo hubiese hecho por decisión propia ¡Él te ama!
Danko se puso frente a todos ya con otro semblante más serio para reclamar.
—Por eso mismo no deberían criticar ni opinar nada. Es mi esposo, es mi vida privada. Además, lo que paso fue un sueño que tenía y se cumplió.
Robert para calmar el caldeado también hablo.
—Oigan, se supone que venían a visitarme ¿verdad? Ya conocen a Danko, de nada les valdrá cualquier reclamo. Él hace lo que quiere, donde y cuando lo quiere. No gasten palabras en va