Se dirigieron al otro lado de la guarida donde residían los ancianos. Eran mucho mayores que cualquiera de los lobos de la manada y les gustaba estar solos. Todos estaban solteros o habían perdido a sus parejas años atrás, así que prácticamente se aislaron al llegar a una edad en la que les resultaba demasiado difícil mirar al futuro mientras el pasado les llenaba la mente.
Hunter conocía a una anciana de Redwood que había encontrado pareja años después de haber renunciado a un futuro, pero eso era algo poco común. Los ancianos de Talon eran viejos y aferrados a sus costumbres.
Especialmente Shannon.
Mitchell y Ryder ya estaban en el centro del área de ancianos, de pie fuera del círculo de rocas donde todos se sentarían. Ninguno parecía contento de estar allí, y Hunterno podía culparlos.
—No vas a creer quién más fue invitado —dijo Mitchell suavemente cuando Huntery Brynn se acercaron.
Hunter frunció el ceño. —¿Quién?—, pero no necesitaba respuesta. La vio y la olió en cuanto lo dijo.