Mientras Maciel se dirige a ese lugar, entre las tierras inhóspitas, desagradables y decadentes. Su mejor hombre se interna en una de las manadas cercanas al clan albino, ingresando a un bar de mala muerte donde siempre se obtiene información. Debe tener cuidado, cada integrante de cada manada tiene un olor particular y él ha sabido ocultar el suyo.
Los lobos de los Alpes tienen un olor característicos y todos o la mayoría lo conocen.
—Cerveza por favor—pide cuando se acerca a la barra y estudia el lugar, Maciel es bueno para integrarse, y camuflarse. Además de beber sin sentir el efecto del alcohol que si sienten los hombres a los que invita.
La mujer no tarda en dejar lo que pide y el mucho menos al integrarse al grupo de hombres.
—No tengo manada—dice—soy un errante, mataron a todos los míos y ando solo, un nómada hasta que la muerte me encuentre en cualquier lugar.
—Qué pena—se ríen, ya están pasados de tragos—eso mismo va a sucederle prontamente a la manada de los Alpes, ya